Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales https://adrianaolyl606833.designi1.com/59274883/la-provocación-detrás-del-cabezazo-de-zidane