Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://martinagnbr071216.blogdomago.com/37211829/la-historia-completa-del-cabezazo-de-zidane-a-materazzi